Dentro del mundo de la
terminología del vino, y concretamente dentro de las Denominaciones de Origen,
un tema que comporta mucha discusión es la designación de Vino de Pago. Con el
objetivo de aclarar un poco este concepto me dispuse a preparar mi cata, y aquí
os dejo un pequeño resumen del contenido y desarrollo de la misma.
En primer lugar, repasamos la
teoría definiendo lo que según la Ley de la Viña y del Vino (2003) cabe considerar como un Vino de Pago, que no es
otra cosa que una indicación geográfica
española que garantiza la procedencia de las uvas de aquellos vinos originarios
de un territorio con unas características edáficas específicas. Es decir, que
pertenezcan a una zona geográfica donde exista un microclima especial y donde
el terreno tenga una composición diferencial al resto de su entorno, o lo que comúnmente se conoce como un terruño
característico.
Algunas especificidades más
curiosas y relevantes de este tipo de vinos son las siguientes:
- El
terreno (Pago) debe conocerse con
un nombre y estar relacionado
tradicionalmente con el cultivo de los viñedos de los que procede
el vino, no siendo su extensión
máxima superior o igual a la de
los términos municipales a los que pertenezca.
- El vino
debe elaborarse y embotellarse por los propietarios del viñedo y en una
bodega próxima al pago.
- La
totalidad de la uva debe ser únicamente de ese pago.
Nunca se deben confundir este
tipo de vinos con los famosos Grandes Pagos de España (www.grandespagos.com), nombre comercial una asociación de igual
denominación que agrupa a productores de vinos que forman un exclusivo
club, en el que no todos los vinos se han acreditado en esta categoría o tienen
reconocido el derecho a usar dicha calificación. En España a fecha de hoy sólo hay 15 Vinos de
Pago.
Finalizada la parte teórica,
degustamos a ciegas los siguientes vino de pago, con el objetivo de hacer más
amena la velada poniendo a prueba los sentidos de mis compañeros y sus conocimientos sobre la añada, la variedad y/o variedades, y la zona:
Como único blanco, catamos Dehesa
del Carrizal, un Chardonnay del 2010, del que la mayoría adivinó la variedad.
Posteriormente jugamos con 3
monovarietales: La bobal de Finca El Terrerazo 2010 y 2 Syrahs, la de Pago los Balagueses –Syrah 2010- y la Finca Élez – Nuestro Syrah, 2006 de Manuel
Manzaneque. Merece la pena resaltar la
unanimidad a la hora de detectar la Syrah del Pago de los Balagueses.
Y para finalizar el juego,
degustamos 3 DOs de Pago cupages, que fueron el Aylés – tres de 3000 del 2007-,
con Merlot, Cavernet Sauvignon y Garnacha;
el Dominio de Valdepusa – Emeritus, 2008- con Cabernet Sauvignon, Petit
Verdot y Syrah, y el Arinzano 2002 con Tempranillo,
Merlot y Cabernet Sauvignon. De entre éstos tres apareció la estrella de la
noche por aclamación popular: el
Emeritus de Marqués de Griñón, que a
todos nos encantó por su sabrosura y equilibrio, y su marcada fruta negra
macerada con toques balsámicos.
Lo mejor de la noche, no obstante
y como siempre, fue la compañía de los
amigos entorno a estos caldos.
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